Votos Devengados

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La reforma tributaria impulsada por el gobierno está generando un debate respecto de los beneficios y problemas que traería para el país. El principal beneficio que persigue es generar recursos permanentes para financiar educación gratuita y mejorar la equidad en la distribución de ingresos. Sin embargo, sectores que se oponen a la propuesta del gobierno han dicho que afectará en mayor medida a las pymes, pues su capacidad de endeudamiento es muy limitada y en definitiva, la eliminación del FUT como incentivo a la reinversión significará que estas empresas tendrán muy poco capital de trabajo para desarrollar sus negocios. Es llevarían al país a un menor crecimiento y a un gris panorama en materia de empleos. Hernán Buchi fue más gráfico: “todos seremos más pobres y más desiguales”, obviando el efecto de la gratuidad en el bolsillo de las familias y su efecto en la economía.

La desigualdad que tenemos hoy podríamos graficarla en que “muy pocos son ricos, otro poco vive bien y la mayoría vive ajustada o pobre”. Y el problema en nuestra educación es que “muy pocos tienen buena educación pero cara; muchos tienen educación de poca calidad y menos cara; y la mayoría recibe mala educación gratuita”.

Una forma inteligente de abordar estos problemas ha sido encausarlos institucionalmente y plasmarlos en propuestas que el nuevo gobierno tomó desde la campaña parlamentaria y presidencial pasada. Cabe recordar que la encrispación social de 2011 y 2012 puso en la agenda estos temas y otros que estuvieron tímidamente abordados desde el mundo político o sencillamente ignorados por esa elite.

En ese proceso – que va desde el malestar callejero a la discusión en el parlamento- la ciudadanía optó por la coalición política que mejor representaba su expectativa de cambio y hoy está en juego la sintonía de las propuestas de reformas con esas aspiraciones. Entonces, el debate que existe respecto de la reforma tributaria es parte de ese proceso y es legítimo que quienes tengan reparos los expresen y quienes impulsan esas propuestas argumenten con claridad.

Esa forma inteligente de encausar los problemas significa una oportunidad para la clase política en el desafío de hacerse más útil y valorada. Pero también implica contribuir a que esa discusión no termine en un griterío en la cancha que decepcione una vez más a los espectadores en la tribuna. La gran reforma que hay de fondo, entonces, es sobre cómo el sistema político resuelve nuestras brechas de desarrollo con mayor democracia y que todos entiendan que no es la calle la que manda sino lo votos. 

 

Diario El Sur de Concepción, jueves 24 de abril de 2014

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