Conquistemos Perú

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Hoy el equipo jurídico chileno inicia su presentación en La Haya por la demanda peruana sobre límites marítimos que hemos seguido por televisión. Además Bolivia ha dado a conocer que tiene concluida su demanda contra Chile por la salida al mar y buscará abrir un proceso en la misma corte internacional.

La judicialización de nuestras fronteras con Perú – y pronto con Bolivia- se ha tomado nuestra agenda y más allá de los argumentos que existen y de la historia estamos ante una evidencia que no debiera asombrarnos.  Hemos tenido asuntos pendientes con estos países vecinos siempre. Por las razones que sean, no hemos podido zafar de las demandas históricas.

Este ha sido uno de los argumentos para mantener una política de disuasión de conflictos bélicos llevada a cabo a través de la compra de armamento para el equilibrio de fuerzas. Según esta tesis, estar fortalecidos militarmente asegura una paz duradera, pues ningún país vecino tendría la tentación de iniciar un conflicto armado.

Pero la realidad es más compleja que eso. El intercambio entre Perú y Chile hoy es asombroso. Además visitamos Perú con entusiasmo y asombro por sus atractivos turísticos y muchas familias peruanas buscan un mejor futuro en nuestro país. Pero hay una cruel ironía en este ir y venir fronterizo. Mientras nosotros principalmente vamos a descansar a Perú, ellos vienen a trabajar duro, con la pena por dejar a sus familias.

Durante gran parte del siglo XX,  familias chilenas – como hoy las peruanas- se separaron buscando mejores oportunidades pasando las fronteras también. Argentina fue el lugar de prosperidad para muchos compatriotas que finalmente terminaron radicados allá y añorando su país.

Esto refleja que la relación entre nuestros países es obviamente más que límites, tratados y armas. Es sobretodo una vinculación de historias de vida. Visto desde esta vereda, Perú es un país que debemos conquistar, no con poder militar ni económico, sino con una manera de ser que genere primero respeto y desde ahí afecto.

Esto supone cambiar algunos rasgos nuestros y sin duda abordar los temas pendientes como los límites, pero también complementar esa agenda con iniciativas que nos unan y nos permitan descubrir nuestras culturas y finalmente darle un giro a la historia escrita entre ambos pueblos.

Entonces, lo que pase en La Haya es relevante para los temas pendientes que tenemos por nuestras fronteras pero es una pequeña dimensión de todo lo que nos une con el pueblo peruano. Sería nefasto que en este proceso judicial se enfatizara  la defensa de soberanía como una forma de honrar la sangre derramada, pues es una idea que no supera la lógica del odio y de la brutalidad.

Creo que la mejor forma de honrar a los caídos de ambos lados y a los que hoy estamos vivos es limitar ese impulso nacionalista y mirar todas las oportunidades que tenemos a través de una convivencia más cercana y fraterna. No por que podamos conseguir algo para nosotros sino porque apreciemos vivir en armonía como un fin en si mismo.

 

Diario El Sur de Concepción, Chile

6 de diciembre de 2012

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